I
En pandemia o bajo la amenaza de esta siempre hemos transitado como especie. Hay quien afirma que la propia especie es la pandemia en sí, que la portamos como el caracol su concha, dulce concha y hogar. Virus y doctores esconde la Iglesia.
Otra cosa es que en los civilizados siglos XX y XXI -que nadie se ría por lo de civilizados, por favor- los contagios, los infectados y los muertos no llegasen al primer mundo y escasamente a los medios de comunicación de los países que lo forman. O si lo hacían, discretamente, esporádicamente, editados, con cuentagotas, las infraestructuras sanitarias, los recursos médicos y las fórmulas farmacéuticas eran capaces de contenerlos y hasta curarlos. El que fallecía era porque quería y se le enterraba en secreto para tapar la miseria o con honores para exaltar su heroísmo.
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Otra cosa es que en los civilizados siglos XX y XXI -que nadie se ría por lo de civilizados, por favor- los contagios, los infectados y los muertos no llegasen al primer mundo y escasamente a los medios de comunicación de los países que lo forman. O si lo hacían, discretamente, esporádicamente, editados, con cuentagotas, las infraestructuras sanitarias, los recursos médicos y las fórmulas farmacéuticas eran capaces de contenerlos y hasta curarlos. El que fallecía era porque quería y se le enterraba en secreto para tapar la miseria o con honores para exaltar su heroísmo.